Siguen sorprendiéndome las bodas en las que me hacen sentir como de la familia, donde en un día tan importante tengo un huequecito en sus corazones, donde me lo facilitan todo y me siento una más.
Aquella mañana en casa de los padres de Tania latieron muchas emociones, ella constantemente aguantaba las lagrimas para no estropear el maquillaje, su madre la miraba enamorada.
Fue una boda religiosa en la pequeñita iglesia de San Isidro de Guadalete, una pedanía de Jerez de la Frontera en la que anduve como si lo hubiese hecho siempre, sus calles, sus vecinos… te hacen sentir que estás en casa.
El amor fluyó durante todo el día de la boda, entre familiares e invitados.
Las bodas de Octubre tienen algo especial y más sin son en un enclave como lo es la preciosa Dehesa Bolaños, con sus verdes jardines al aire libre y sus espléndidas vistas a la bahía de Cádiz.
Gracias por elegirme para contar parte de vuestra historia.